Mostrando postagens com marcador Monumento a Luis Viale. Mostrar todas as postagens
Mostrando postagens com marcador Monumento a Luis Viale. Mostrar todas as postagens

segunda-feira, 10 de fevereiro de 2025

Avenida Costanera, Buenos Aires, Argentina


 

Avenida Costanera, Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
N. 94
Fotografia - Cartão Postal

Destaque para o Monumento a Luis Viale.
Nota do blog: Data e autoria não obtidas.

Monumento a Luis Viale, Puerto Madero, Buenos Aires, Argentina






Monumento a Luis Viale, Puerto Madero, Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
Fotografia



Texto 1:
Este monumento, emplazado aquí en 1937, fue realizado por el artista italiano Eduardo Tabacchi. Rinde homenaje a Luis Viale, un valiente hombre que, a bordo del vapor "América", que naufragó en estas costas el 24 de diciembre de 1871, sacrificó su vida para salvar a otros pasajeros. Originalmente estaba ubicado en el Cementerio de la Recoleta, pero la Municipalidad de Buenos Aires decidió trasladarlo aquí, junto a la pérgola, en 1928. Texto da GCBA.
Texto 2:
El año 1871, fue protagonista de desgracias y calamidades en Argentina. En febrero, una terrible epidemia de fiebre amarilla azotó Buenos Aires. Balance: 14 mil muertos en solo 4 meses. Y tengamos en cuenta que Buenos Aires, contaba en aquella época con solo 200 mil habitantes.
Pocos meses después en la Ciudad de Orán, en la provincia de Salta, un violento temblor de tierra la destruyó prácticamente, sepultando a muchos de sus habitantes. Pero todavía, diciembre de ese fatídico año 1871, le tenía reservada otra terrible tragedia a los argentinos. El día de Nochebuena, a las 22.00, dos barcos de pasajeros, el América y el Villa del Salto, partieron hacia Montevideo. Viajaban cientos de turistas con el propósito de pasar las fiestas navideñas con amigos y parientes radicados en el Uruguay.
El América era un barco construído en los EE.UU. y un verdadero palacio flotante. Con poco calado, llevaba un gran número de amplios camarotes, bien diseñados, distribuido en varios pisos. Contaba también con magníficos salones.
Partieron en la serena y estrellada noche de ese 24 de diciembre. A medianoche, en el salón principal del América, se festejaba la Nochebuena. Bullicio, champagne, alegría general. Pasada la 1 de la madrugada y como en la vida que cuando impera la alegría el dolor espera turno, gran parte de los 200 pasajeros comenzaba a retirarse lentamente hacia los respectivos camarotes.
A las 2.00, sonó la alarma en la sala de máquinas. Quizás por excesiva velocidad, se produjo una explosión en una caldera. De inmediato, un penetrante olor a quemado invadió el ambiente. ¡Se desató un incendio! El buque estaba construido en gran porcentaje con madera de pino, altamente combustible. Cuando se dio la alarma general, el fuego que avanzaba incontenible ya había dividido el barco en dos partes. No podía pasarse de proa a popa.
La tripulación, nueva y poco experimentada, no contribuyó a serenar los ánimos. Se oían gritos de desesperación, además, lamentablemente, se incendió uno de los 3 botes salvavidas. Los otros dos, aunque de grandes dimensiones, no alcanzaban a cubrir las necesidades del pasaje, unas 200 personas.
Navegaba cerca el otro barco, el “Villa del Salto”, que empezó a acudir en auxilio del “América”. Pero necesitaba 30 o 35 interminables minutos para llegar. Ya se habia adelantado al “América” unos 30 kilómetros. Las escenas de pánico eran indescriptibles. Familias enteras se arrojaban al agua. Tampoco alcanzaban los salvavidas. ¿Imprevisión? ¡Quién pudiera saberlo!
Aquí, quiero relatarles un episodio reconfortante, en medio de tanto horror. Su protagonista, nuestra figura de hoy, tiene en Buenos Aires una calle que recuerda su memoria: se llamó Luis Viale. Las circunstancias que le tocaron vivir transformaron su leyenda, su nombre como ejemplo de nobleza y altruismo. Porque Viale demostró con su acción que hay hombres que hacen el bien por necesidad vital.
Cuando el fuego se había apoderado totalmente del buque, sin haber podido lograr algún salvavidas, Augusto Marcó del Pont y su joven esposa, Carmen Pinedo, se arrojaron al agua. El peso del cuerpo de la joven y la fatiga, los estaba venciendo.
Cercano a ellos, provisto de un salvavidas, nadaba Luis Viale, que presenciaba el seguro final del matrimonio. En un segundo, este hombre noble, que con 55 años quizás pensase que era mejor morir por algo que morir por nada, entregó su salvavidas a la señora Pinedo.
Su altruismo hizo que se apiadase más de un semejante que de sí mismo. Sin embargo, momentos después, Marcó del Pont desapareció bajo las aguas. Luis Viale, también se ahogó pocos minutos más tarde.
Mencioné que una calle de Buenos Aires lo recuerda. Un monumento emplazado en la Costanera Sur perpetúa su insigne memoria. Más de cien personas murieron en la tragedia. El otro barco, el “Villa del Salto”, consiguió salvar 66 personas.
La muerte de Luis Viale tiene un sentido especial. Porque demostró a los hombres de su tiempo que el honor es aún más valioso que la vida. Demostró con su acción que un solo resplandor ilumina una existencia.
Este episodio, protagonizado por un héroe auténtico, trae a mi mente este aforismo.
“Todos tiene corazón. Pero solo algunos laten con fuerza”. Texto de José Narosky / TN.
Texto 3:
Características:
Sobre una base de mármol se encuentra la figura de bronce de Luis Viale en actitud decidida, en avance portando en su mano derecha un salvavidas; en su base se encuentran adosados dos relieves que representan escenas del naufragio. Este monumento fue erigido como homenaje a la abnegación y sacrificio de Don Luis Viale, que en el naufragio ocurrido al vapor “América”, el 24 de Diciembre de 1871, ofrendó su salvavidas a la Sra. Marcó del Pont.
Antecedentes:
Este monumento se encontraba ubicado en el Cementerio de la Recoleta, por Ordenanza 2593 del Honorable Concejo Deliberante del 5 de junio de 1928 se autorizó el traslado al espigón del Parque Balneario Sur. El 16 de junio de 1989 se dio por finalizada su reinstalación en el Parque Balneario Sur, de conformidad con lo dispuesto por la ordenanza 42.913/988.
Fecha de Inauguración:
José Marcelino Lagos tuvo la feliz iniciativa de publicar una carta en el diario La República destacando el gesto de Viale y se formó una comisión presidida por el comodoro de marina José Murature que por suscripción popular costeó un monumento que se instaló en la tumba en el cementerio de la Recoleta, y se inauguró el 24 de diciembre de 1893
El 26 de Julio de 1937 se inauguro en la ubicación actual. Texto do GCBA.
Texto 4:
Se cumple en la madrugada de este 24 de diciembre el sesquicentenario del hundimiento del vapor América en las aguas del Río de la Plata. La sociedad rioplatense utilizaba ese lujoso vapor construido en los Estados Unidos a cargo del capitán Bartolomé Bossi, que además era su propietario, y máxime en una fecha en la que las familias de Buenos Aires y Montevideo cruzaban el estuario para pasar ambas o alguna de las fiestas con sus seres queridos.
Luego de la exquisita cena y los consabidos paseos por cubierta, las mujeres se ponían a conversar y los hombres con los infaltables habanos hacían también sus corrillos hablando de la presidencia de Sarmiento, del tiempo que no cruzaban a Montevideo o que recién volvían, después la epidemia de la fiebre amarilla que había diezmado la ciudad, y de las últimas novedades; eran 140 pasajeros y unos 50 tripulantes.­
Ya a la medianoche todos se retiraron a sus cuartos cuando alrededor de la una, una explosión en las calderas provocó un incendio, del que el capitán no se percató inmediatamente. El vapor Villa del Salto que había partido casi al mismo los pasó sin observar la catástrofe que se había producido. El vigía del Cerro observó el incendio y dio las primeras señales, pero el fuego invadió toda la nave, con el consecuente pánico, y todos trataron de salvarse de algún, donde también algunos tripulantes aprovecharon el caos en su propio beneficio.
Los pasajeros:
Clara Nougués de Monsegur rescató los nombres de algunos pasajeros: el sabio Germán Burmeister, Juan Antonio de Larrazábal en viaje de bodas con su esposa Josefa Villar; Alejo Arocena con dos sobrinos que acababan de perder a su padre en la epidemia de fiebre amarilla; Ramón Artagaveytia que se salvó en este naufragio para morir años después en el Titanic; el comerciante italiano Luis Viale, el matrimonio Augusto Marcó del Pont y su mujer Carmen Pinedo que se hallaba embarazada, entre otros.­
Luis Viale era un italiano natural de Chiavari, cerca de Génova donde vio la luz en 1815. Dedicado al comercio, muy joven llegó al Río de la Plata siguiendo el camino de su hermano Bartolomé, establecido en Corrientes. Fue un destacado vecino de San Nicolás de los Arroyos, cercano a las necesidades de la comunidad que lo encontró entre los fundadores del Hospital Italiano y del Banco de Italia y Río de la Plata. Marchaba el también rumbo a Montevideo para celebrar la Navidad con sus relaciones. Fue uno de los que tomó su salvavidas y se tiró al agua. Al momento observó al matrimonio Marcó del Pont, y observando que ella no tenía salvavidas se lo entregó. Marcó del Pont murió lo mismo que Luis Viale, Carmen logró salvarse y el 8 de julio de 1872 nació Carmen Agustina Isabel Marcó del Pont, de la que hay numerosa descendencia, entre ellas el bisnieto de la niña que se salvó, el actual jefe de gobierno de la Ciudad, que seguramente honrará en este aniversario el gesto de ese hombre a quien le debe su existencia y es un ejemplo para la comunidad.
El gesto de Viale mereció el reconocimiento de la sociedad de la época, ejemplo acabado de solidaridad, un gestopro vida podríamos llamarlo hoy; cuando 110 personas fallecieron en el trágico accidente.
­El monumento:
A los pocos días José Marcelino Lagos tuvo la feliz iniciativa de publicar una carta en el diario La República destacando el gesto de Viale y se formó una comisión presidida por el comodoro de marina José Murature que por suscripción popular costeó un monumento que se instaló en la tumba en el cementerio de la Recoleta, y se inauguró el 24 de diciembre de 1893.
Esta obra fue realizada por Eduardo Tabacchi (1835-1901) un escultor italiano, formado en la Academia de Brera, que perfeccionó sus estudios en Florencia, Roma, Nápoles y Milán, donde abrió un taller en el que formó a muchos escultores, algunos de ellos muy reconocidos. Seguramente vinculado a los porteños, le encargaron la estatua para honrar a Viale, que presenta a un hombre con un salvavidas en la mano en actitud de ofrecerlo. De cuerpo entero, espigado y alto; inclinado sobre el río, sostiene en su mano el salvavidas mientras que con el otro brazo echado hacia atrás parece tomar impulso.
El monumento fue trasladado posteriormente a la avenida Costanera Sur, donde se emplazaba el antiguo balneario municipal en 1928 y también al cumplirse el 50 aniversario de la hazaña se impuso el nombre de Viale a una calle de Buenos Aires el 28 de diciembre de 1921.­
El arte volvió a reunir a otro italiano, el tercero para recordar el pintor Eduardo de Martino que nació cerca de Sorrento en 1840. Estudió en la Escuela Naval de Nápoles, y sirvió en la marina italiana, pero abandonó su carrera de marino para dedicarse al arte. Espíritu aventurero, llegó a nuestras costas, lo mismo que a las de Uruguay y Brasil. Tomó lecciones del artista oriental Juan Manuel Blanes e interesado por la historia rioplatense, ya destacado marinista y pintor, documentó no pocos episodios de nuestro pasado naval. En 1889 realizó en Buenos Aires una exposición de sus obras que tuvo gran interés. Los últimos años de su vida, radicado en Inglaterra, los pasó como artista de la Corona, pintor de la corte en los reinados de Victoria Y Eduardo VII, pinturas suyas se conservan en el Museo Nacional de Bellas Artes, en el Centro Naval, como en museos del exterior. Falleció en Hampstead, Inglaterra en 1912.
El incendio del vapor América, motivó dos obras que hemos encontrado. Una de 1889, de 92 x 62 cm que se exhibe en el Museo de Arte Marítimo de Ushuaia; otra en el Museo Naval de Artes Visuales de Montevideo, de 152 x 251 cm, realizada en 1872 al año siguiente del suceso.­
Y finalmente una que nos sorprendió al descubrirla hace poco y que se encuentra en el primer piso en el Museo Sarmiento de la ciudad de Buenos Aires, que sin duda merece rescatarse en este año del sesquicentenario de la tragedia.
Así el héroe, junto a dos compatriotas que con su arte lo honraron, se encuentran reunidos en estas líneas de homenaje.­ Texto de Roberto L. Elissalde / La Prensa.
Localizado na Pérgola da Costanera Sur.
Nota do blog: Data 2024 / Crédito para Jaf.