Mostrando postagens com marcador Catedral Metropolitana de Buenos Aires. Mostrar todas as postagens
Mostrando postagens com marcador Catedral Metropolitana de Buenos Aires. Mostrar todas as postagens

sexta-feira, 27 de dezembro de 2024

Santo Cristo Devoto, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina


 

Santo Cristo Devoto, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
Fotografia


Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

Santo Cristo del Gran Amor, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina

 



Santo Cristo del Gran Amor, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
Fotografia


Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

Altar de São Pedro / Retablo de San Pedro, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina


 



Altar de São Pedro / Retablo de San Pedro, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
Fotografia


Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

Nave Principal, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina


 

Nave Principal, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
Fotografia


Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

Altar Principal Imaculada Conceição e Santissíma Trindade / Retablo Mayor Inmaculada Concepción Santísima Trinidad, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina










Altar Principal Imaculada Conceição e Santissíma Trindade / Retablo Mayor Inmaculada Concepción Santísima Trinidad, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
Fotografia

Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

 

Altar de Nossa Senhora das Dores / Nuestra Señora del Dolores, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina




 

Altar de Nossa Senhora das Dores / Nuestra Señora del Dolores, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
Fotografia


Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

Capela do Sagrado Coração de Jesus / Santa Margarita María Alacoque, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina



 

Capela do Sagrado Coração de Jesus / Santa Margarita María Alacoque, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
Fotografia


Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

Capela de São Martinho de Tours / San Martín de Tours e Nuestra Señora del Buen Aire / Nossa Senhora de Buenos Aires, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina

 






Capela de São Martinho de Tours / San Martín de Tours e Nuestra Señora del Buen Aire / Nossa Senhora de Buenos Aires, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
Fotografia


Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

Capela de São Luís Gonzaga, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina



 

Capela de São Luís Gonzaga, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
Fotografia


Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

Capela de São João Nepomuceno / Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina



 

Capela de São João Nepomuceno / Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
Fotografia


Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

Capela de São João Batista / Nuestra Señora de los Desamparados, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina



 

Capela de São João Batista / Nuestra Señora de los Desamparados, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
Fotografia


Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

Capela de Nuestra Señora del Carmen / Nuestra Señora de Luján / Negro Manuel, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina

 




Capela de Nuestra Señora del Carmen / Nuestra Señora de Luján / Negro Manuel, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
Fotografia


Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

quarta-feira, 25 de dezembro de 2024

Bandeira do Exército dos Andes / Bandera del Ejército de los Andes, Mausoléu do General José de San Martín / Mausoleo del General José de San Martín, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina


 

Bandeira do Exército dos Andes / Bandera del Ejército de los Andes, Mausoléu do General José de San Martín / Mausoleo del General José de San Martín, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
Fotografia

Texto 1:
Recordamos aquel 1° agosto de 1816 cuando Juan Martín de Pueyrredón, primer director Supremo, decretó que el cuerpo militar de las Provincias Unidas del Río de la Plata y tropas chilenas exiliadas en Mendoza, portara el nombre de Ejército de los Andes y designó a José de San Martín como su General. Así nacía una fuerza militar de relevancia mundial y libertadora de gran parte de América del Sur.
El hecho más memorable del Ejército de los Andes corresponde al histórico Cruce de los Andes iniciado el 6 de enero de 1817 desde Mendoza.
“El Plan continental de Independencia que habitaba en la mente del futuro libertador exigía preparar un ejército pequeño, pero bien disciplinado en suelo mendocino, sorprender al enemigo cruzando la cordillera de Los Andes y una vez liberado Chile, reforzar las tropas con la incorporación de las del país trasandino. Desde el nuevo territorio libre, la estrategia se proponía avanzar por el Pacífico y atacar al Perú desde el mar, mientras un ejército de observadores en el camino del Alto Perú debería empujar a los realistas hacia Lima y luego de la ocupación de este bastión colonial, continuar la marcha libertadora hacia el norte.
Esta verdadera labor de ingeniería estratégica, llevó a San Martín a elegir seis grandes rutas, desde el norte argentino, en la Provincia de La Rioja, hasta nuestro sur mendocino, en el actual departamento de Malargüe. Nacen así los caminos que pasarían a la historia como las «rutas sanmartinianas» y de las cuales Uspallata, del Portillo y Planchón, recorren nuestro territorio provincial, mientras que el paso que recibió el grueso de las cansadas huellas de la tropa, el de Los Patos, se comparte en su recorrido con la provincia de San Juan.
San Martín y sus hombres cruzaron la cordillera de Los Andes y derrotaron a los españoles en la batalla de Maipú. La primera parte del plan continental estaba superada.
El próximo paso suponía dirigirse hacia el Alto Perú para combatir con el bastión más grande de los realistas en América.”
Fueron grandes e indiscutidos aquellos héroes de la Patria quienes formaron parte de la Gesta Libertadora. Con orgullo desde nuestra provincia se reunió a más de 5.000 hombres para devolver la libertad a los pueblos latinoamericanos. A todos ellos: ¡Honor y Gloria! Texto da Universidade de Mendoza.
Texto 2:
El cruce de la Cordillera de los Andes se inició en enero de 1817 y fue la mayor operación político-militar efectuada en el marco del proceso revolucionario y las guerras por la Independencia americana en el siglo XIX.
Implicó la planificación y puesta en marcha de un conjunto de maniobras de inteligencia y militares realizadas por el Ejército de los Andes, milicia formada por el general San Martín desde Cuyo con capital del Estado Mayor en el campamento del Plumerillo, cerca de la ciudad de Mendoza.
San Martín había comprendido la imposibilidad de derrotar a las tropas realistas en la zona del Alto Perú luego de reiterados fracasos del Ejército del Norte. La fuerza regular leal a la Corona de España que tenía su principal enclave en Perú, decidió como estrategia más efectiva cruzar la cordillera con la ayuda de los patriotas chilenos, liberar Chile y desde allí marchar por mar hacia Lima. Y en combinación con Simón Bolívar, terminar con la base del poder español en América. Este fue el plan continental de San Martín en acuerdo con otros generales americanos, con los cuales desarrolla la Expedición Libertadora de Argentina, Chile y el Perú.
Para 1815 la Corona de España había triunfado en su ofensiva para recuperar las colonias americanas. La última Junta de Gobierno revolucionaria en pie estaba en Buenos Aires, por ello se decide con urgencia la convocatoria a un Congreso. Tras la declaración de la Independencia en Tucumán el 9 de julio de 1816, como Gobernador de Cuyo y con apoyo del gobierno central, San Martín puede llevar adelante su plan.
El nuevo Director Supremo, Juan Martín de Pueyrredón, se reunió con San Martín en Córdoba en julio de 1816, nombrándolo General en Jefe del Ejército, que recibió el nombre de Ejército de los Andes. San Martín necesitaba un importante apoyo económico para la campaña de los Andes y luego del acuerdo político recibió el respaldo del Director Supremo de las Provincias Unidas. Así lo expresa Pueyrredón en respuesta a sus pedidos en su carta de noviembre de 1816: "Van los 200 sables de repuesto que me pidió. Van las 200 tiendas de campaña, y no hay más. Va el mundo, va el demonio, va la carne. Y yo no sé cómo me irá con las trampas en que quedo para pagarlo todo, a bien que, en quebranto me voy yo también para que usted me dé algo del charqui que le mando, y ¡carajo! No me vuelva usted a pedir más, si no quiere recibir la noticia de que he amanecido ahorcado en un tirante de la Fortaleza".
El paso de los Andes, representa un paisaje montañoso de la Cordillera de los Andes. En primer plano se destaca el Gral. San Martín en su caballo tordillo de perfil izquierdo, acompañado de su estado mayor. Contempla el desfile del Ejército Libertador, por entre las fragosidades de la montaña. En el fondo se ven unas cumbres nevadas. En el ángulo inferior izquierdo va firmado: "Augusto Ballerini 1890".
La preparación de las tropas demandó tiempo y esfuerzo. Se formó con los restos del Ejército del Norte y del Litoral y con la incorporación de civiles. Además se realizan levas de “vagos”, voluntarios, gauchos y esclavos libertos, que en los cuarteles del Campo de Plumerillo, recibieron adiestramiento militar. Allí se realizaron simulacros, prácticas de tiro, ejercicios de artillería, etc. También se crearon fábricas de armas de fuego, municiones, cañones y uniformes, y se expropiaron estancias, ganado, animales de carga, caballos y víveres para aprovisionar a la expedición.
La fuerza contaba con 4.000 soldados de combate, y unos 1.400 hombres destinados a otras tareas, como transporte, abastecimiento y sanidad. Para transportar el material bélico se incluyeron 10.000 mulas de silla y carga, y 1.600 caballos para peleas en el llano; 600 reses en pie para ser faenadas en el camino. Entre el armamento llevaban 900 mil tiros de fusil y carabina, 2000 balas de cañón a bala, 2000 de metralla y 600 granadas. Además de todos los aprovisionamientos para la campaña.
El 5 de enero de 1817, se eligió como Patrona del Ejército a la Virgen del Carmen. En la misma ceremonia, se presentó la Bandera del Ejército de los Andes con una franja azul y otra blanca, que había sido bordada por las damas mendocinas entre septiembre y diciembre del año anterior. En el centro, se destacaba el escudo usado en la Asamblea del año XIII. Y en la actualidad es la bandera de la provincia de Mendoza.
El 9 de enero comienza el avance del ejército, entre el 12 y el 19 inician el cruce las distintas divisiones, hasta el 8 de febrero de 1817. El cruce de los Andes se realizó movilizando seis columnas simultáneas sobre un frente extendido de más de 2000 kilómetros, a una altura promedio de 3000 metros, a través de seis diferentes pasos. Dos columnas principales cruzaron por el paso de Los Patos, al mando de Soler, O'Higgins y San Martín, y por el de Uspallata, al mando del general Las Heras. Las otras cuatro columnas menores salieron primero y avanzaron por pasos al sur y al norte, con el objetivo de confundir y distraer al enemigo para enmascarar el movimiento principal. El Ejército atravesó la cordillera para reunirse entre el 9 y 10 de febrero en Curimón, valle del Aconcagua y armar la ofensiva para tomar la ciudad de Santiago. La sincronización del plan fue perfecta. La marcha de las columnas se dio en distintas fechas, y todas convergieron en el objetivo de acuerdo a lo planificado.
El cruce de la Cordillera de los Andes es considerado uno de los grandes hechos históricos de la historia Americana, y una de las mayores hazañas militares de la historia mundial. Esta campaña militar aseguró la Independencia de vastos territorios y puso fin del poder colonial de España sobre América del Sur. Texto do Museo Histórico Nacional de Buenos Aires.
Texto 3:
Después de la derrota de Rancagua y la reconquista de Santiago por las fuerzas españolas, los patriotas se refugiaron en Mendoza y colaboraron con la preparación de un ejército capaz de lograr la independencia de Chile. Allí los esperó el general José de San Martín, quien concibió y organizó el Ejército Libertador de Los Andes, para afianzar la independencia de Argentina a través de la emancipación de Chile y Perú. Así desde fines de 1815 la ciudad de Mendoza se transformó en un gran cuartel militar. San Martín, desde su cargo de intendente de Cuyo, trabajó sin descanso en el aprovisionamiento del ejército. Para la preparación del equipaje de guerra se crearon varias industrias y departamentos. Por todas partes había un movimiento continuo de arrieros, carros, soldados y el ruido permanente de los yunques para forjar el armamento y de las explosiones de los ensayos militares.
El ejército de Los Andes estuvo compuesto por más de 5.000 personas entre fuerzas militares y auxiliares, comandadas por 14 jefes y 195 oficiales. Las fuerzas militares sumaron 4.000 hombres de los cuales aproximadamente 3.000 fueron infantes que estuvieron divididos en 4 batallones.
San Martín y sus colaboradores, entre ellos Bernardo O'Higgins, planificaron una acabada estrategia para el cruce de Los Andes. Seis columnas cruzaron sincronizadamente la cordillera entre Copiapó y Talca: con el grueso del ejército dividido en dos columnas que avanzaron hacia Santiago por el centro, dos por el flanco norte y las otras dos por el flanco sur. Las dos columnas del norte debían ocupar las ciudades de La Serena y Copiapó, neutralizando el desplazamiento de las fuerzas realistas hacia Santiago. Las columnas del sur debían hacer creer que eran la columna principal para distraer y dividir las fuerzas realistas. Con este mismo objetivo San Martín incentivó la guerrilla, que fue encabezada por Manuel Rodríguez.
Con el ingreso de las dos columnas principales por el centro, la victoria de Chacabuco y la ocupación de Santiago por el Ejército Libertador de Los Andes, las tropas realistas se replegaron hacia Concepción. Meses más tarde recibieron refuerzos por mar enviados por el virrey del Perú e iniciaron la reconquista avanzando hacia Santiago. Sin embargo, el 5 de abril de 1818, el ejército realista fue definitivamente derrotado por el Ejército Libertador de Los Andes en la batalla de Maipú.
Dos años después el gobierno de O'Higgins junto a José de San Martín organizaron la Escuadra Libertadora, que zarpó hacia el Perú desde Valparaíso con bandera chilena. Estuvo integrada aproximadamente por 4.000 soldados chilenos y 600 argentinos que pronto ocuparon Lima y Callao e iniciaron con ello la liberación del Perú. Texto da Biblioteca Nacional de Chile.
Nota do blog: Imagem de 2024 / Crédito para Jaf.

terça-feira, 24 de dezembro de 2024

Capela de São José / San Roque González de Santa Cruz, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina



 
Capela de São José / San Roque González de Santa Cruz, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
Fotografia


Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

Capela de Santa Teresa de Ávila e Menino Jesus de Praga, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina

 




Capela de Santa Teresa de Ávila e Menino Jesus de Praga, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
Fotografia

Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

Altar do Santo Cristo de Buenos Aires, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina







Altar do Santo Cristo de Buenos Aires, Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
Fotografia

Texto 1:
Cuando Carlos III crea, por Real Cédula del 1º de agosto de 1776 el Virreinato del Río de la Plata, antesala de nuestra nación, elige establecer su capital no en alguna de las grandes ciudades que la integran, como Asunción o Córdoba, sino en una cueva de contrabandistas y corrupción como lo era Buenos Aires, y allí envía al primer virrey, Pedro de Cevallos.
Las razones eran obvias: había que frenar el avance de los portugueses (y sus amigos ingleses) desde Colonia de Sacramento, en la Banda Oriental, frente a Buenos Aires, desde donde mantenían un activo comercio clandestino con los habitantes de las provincias en manos españolas. La máxima virtud de Buenos Aires, fue geográfica. El propósito fundamental de la corona de España era el de defender y amparar su territorio, en la desembocadura de los ríos, al Este, en el interior y al Norte, impidiendo que los portugueses continuaran sus avances en las regiones inexploradas del centro del continente.
Unos cientocuarenta años antes de esto nacía en San Martín de Barreros, Portugal, Manuel de Coito (también Coyto, en algunos documentos de la época), que no se sabe bien cuándo ni cómo llegó a ese Buenos Aires de orígenes previrreinales, pero llegó. Y al menos dos documentos de diferente índole atestiguan su presencia.
El primero de ellos está presente en la Catedral Metropolitana y es el Santo Cristo de Buenos Aires, que mide 1,50 por 1,75 m (enclavado en una cruz de dos por tres) y es, sin dudas, una de las obras artísticas más antiguas concebidas en el Buenos Aires colonial, que el gobernador Martínez de Salazar donó, en 1671, a la catedral.
El segundo será, seguramente, mucho menos gratificante para nuestro personaje y se iniciaría, dicen, por un tema de polleras. Tiempos de Inquisición y persecuciones religiosas, tienen a Manuel de Coito, probablemente trabajando en su taller, cuando un desafortunado martillazo le pega en el dedo y lo lleva a maldecir. Su criada (y amante) lo acusó por las blasfemias allí propinadas.
"Estas ofensas a Dios, la Virgen, los santos y la Iglesia han sido consideradas como proposiciones y artículos heréticos: fue el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición el encargado de definirlas y corregir el error en que se hallasen los sujetos que las emitieran. Toda herejía era considerada como error ante el cual era preciso iniciar un proceso judicial que interesaba tanto a la Iglesia, como a la justicia civil", señala la historiadora Patricia Fogelman.
Así, nuestro artista, que contaba cerca de 35 años, fue apresado en Buenos Aires, con secuestro de sus bienes, el 22 de febrero de 1673 y trasladado a las cárceles secretas el 30 de enero de 1674, a la celda número 57. Luego se hicieron pedidos a Santiago, a Lima y Coimbra para que los inquisidores aportaran información sobre la limpieza de su sangre y sus antepasados.
En su causa participaron quince testigos que señalaron su carácter de blasfemador recurrente, tolerado al principio porque parecía ser consecuencia del dolor que le producía una enfermedad, carácter que se volvió irritante a los ojos de los delatores puesto que -según ellos- ante cualquier leve excusa prorrumpía en ofensas y blasfemias contra Dios, su Madre y todos los santos.
Cinco años de cárcel sufrió Coito hasta que, llevado a la sala de tortura el 17 de marzo de 1677, Manuel de Coito en media hora aceptó haber blasfemado pero lo hizo excusándose inmediatamente, diciendo que fue en el desvarío que le generaban sus dolencias físicas.
Un documento perdido relataba lo allí sucedido: "dijo que era cristiano, hijo de padres labradores, ni era judío ni hereje, ni aprendido otra secta mala; y puesto en la cincha y los cordeles en los brazos, y hechóle la amonestación, dijo que le aflojasen y que confesaría, como en efecto dijo y confesó que estando enfermo y diciéndole que eran regalos de Dios, respondió que no eran buenos regalos; y que otra vez dijo que Dios no le quería dar salud, que era un puerco; y que habiendo mandado decir una misa a Nuestra Señora, no habiéndole quitado su achaque, que era mejor no haber dicho la misa; y habiéndole dado primera, segunda y tercera vuelta, y en ella dijo y confesó que ha dicho que Nuestro Señor era un can y un perro, y que lo decía con la enfermedad y luego se arrepentía, y que no había tenido intención, porque no era judío, ni hereje: y en este estado se cesó en el tormento que serían las nueve y media".
Luego, indica Fogelman, se le dio una pena de doscientos azotes en la calle y un destierro de cuatro años al presidio de Valdivia, donde falleció en fecha incierta, tras haber cumplido su condena.
Su obra, el "Cristo" presente en la Catedral, sobrevivió el derrumbe de 1752 y se le atribuye, cuenta Pacho O´Donnell, el haber detenido milagrosamente una inundación que amenazaba a Buenos Aires a fines del siglo XVIII. Según la tradición, a poco de iniciada la procesión del Santo Cristo, una terrible tempestad se detuvo. Probablemente, debido a esto, fue que la calle lateral del edificio de la Catedral se hizo conocida durante la era colonial como la calle del Santo Cristo. Texto do Noticias La Insuperable.
Manuel de Coito fue un portugués, nacido en 1637 en San Martín de Barreros cerca de Oporto.
No se sabe cómo llego a Buenos Aires, era escultor, imaginero, es decir, aquel que tallaba y pintaba imágenes.
Su nombre se hizo conocido por haber realizado la imagen de Cristo que el gobernador Martínez de Salazar donó, en 1671 a la catedral de Buenos Aires. Allí se estableció y aún se conserva. Tiene tres metros de alto por dos de brazos.
Este Cristo tuvo el milagro de detener una inundación a finales del siglo XVIII al pasearlo por la calle Balcarce rumbo a San Telmo cortando la lluvia a su paso, a partir de esto llamaban a esa arteria “la calle del Santo Cristo”.
En esos años la Inquisición tenía su peso y gravitación en las sociedades en Europa y América. Particularmente en España y el Virreinato americano.
Cierto día, el escultor fue denunciado por una mestiza que era su manceba, acusado por haber blasfemado contra Dios. Es que las manos de Manuel de Coito, tan hábiles para tallar, le provocaron un grave problema.
Comenzaba a correr el año 1672, mientras esculpía una nueva obra, un martillazo fuera de lugar se estampo en su mano y soltó insultos espontáneos como jamás se han escuchado en la historia de la orfebrería, ante el dolor que ello le provocó.
El acusado fue apresado, engrillado y el proceso comenzó el 30 de Junio de ese año y se prolongó por cinco más, hasta 1677, durante el cual el reo padeció cárcel y tormentos. El portugués de Coito negó su culpabilidad y sostuvo a ultranza ser “cristiano viejo de padre y madre”.
El proceso del Tribunal de la Inquisición que además de luchar contra la herejía, ejercía cierto control sobre aquellos elementos disruptivos de un orden de creencias establecido que engarzaba con los principios fundamentales de la política civil de los virreinatos, lo condenó a 200 azotes por las calles de la ciudad y padecer destierro por cinco años en el presido chileno de Valdivia, ciudad ubicada en el centro del vecino país y cuyo encarcelamiento fundado en 1645 se caracterizaba por su dureza.
Había otra razón para que terminara en Chile. El Tribunal de la Inquisición tenía su sede en Lima, sede del Virreinato del Perú del cual dependía la Capitanía de Chile y Buenos Aires.
En relación al Cristo de Coito cuenta la historia que cuando la catedral metropolitana, en octubre de 1680 se reconstruía de obras anteriores que ocasionaron dificultades en su construcción, el techo se desplomó y se destruyó a consecuencia de ello el retablo del altar mayor y se impuso la demolición de la torre por la gravedad de su deterioro, el Cristo se salvo.
En aquellos años, los habitantes que visitaban al templo recordaban al portugués de Coito y se preguntaban al ver la majestuosidad de la obra si esa no fue una sanción demasiado severa, máxime cuando para la época, el condenado era unos de los pocos imagineros que residía en aquella Buenos Aires, tan escasa de artistas y escultores.
Cuando se visita a la catedral metropolitana, el Santo Cristo de Buenos Aires es parte de las reliquias históricas con ponderaciones de los turistas. Ahora, cuando la recorras, sabrás sobre Él y que es milagroso; y la suerte que corrió su autor Manuel de Coito. Texto de Miguel Banegas Rojas / Cadena Nueve.
Texto 3:
La imagen del Santo Cristo de Buenos Aires fue donada en 1671 por el gobernador del Río de la Plata José Martínez de Salazar a la primera construcción del edificio de la Catedral, que luego sería reformada hasta quedar como la conocemos hoy en día. Si se tiene en cuenta que la Diócesis de Buenos Aires fue creada en 1620, por el Papa Paulo V, hace 400 años que el pueblo de Buenos Aires viene rezando ante esta imagen suplicando protección contra toda clase de incendios, inundaciones y epidemias, que eran habituales en los albores de la patria.
La imagen del Santo Cristo de Buenos Aires es de las más antiguas de la Catedral, junto a la de Nuestra Señora de la Paz, y está realizada en una sola pieza de algarrobo blanco. Es de tamaño natural: mide 1,75. En la época de la colonia, cuando Buenos Aires fue azotada por una feroz tormenta que empezó a inundar toda la ciudad, la imagen fue sacada en procesión por las calles de Buenos Aires por familias que caminaban rezando debajo de la lluvia torrencial, que cesó en forma milagrosa mientras las gentes se unían a los rezos detrás del Santo Cristo. También se le rezó durante la epidemia de fiebre amarilla de 1871. Es considerado milagroso y protector de la ciudad, conocido también como "El Cristo Milagroso".
A los pies del Santo Cristo de Buenos Aires hay dos imágenes: una de San Juan evangelista y otra de la Virgen María llorando, lo que representa el momento exacto de su Crucifixión. La imagen de la Virgen Dolorosa fue donada por Jerónimo Matorras, tío del General José de San Martín (hermano de doña Gregoria Matorras). Trecho de texto do La Esperanza de Puerto Madero.
Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

Aspectos da Fachada da Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina

















Aspectos da Fachada da Catedral Metropolitana de Buenos Aires / Catedral Primada de Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
Fotografia

Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.