sexta-feira, 25 de outubro de 2024

Ponto do Buenos Aires Bus, Recoleta, Buenos Aires, Argentina


 

Ponto do Buenos Aires Bus, Recoleta, Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
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Trata-se de uma boa opção para conhecer Buenos Aires, especialmente destinada para quem tem pouco tempo, dificuldade de locomoção ou não gosta de trafegar em transporte público.
O serviço do ônibus prevê dois tipos de bilhetes, um de 24 horas e outro de 48 horas de duração. Localizado na avenida Pres. Manuel Quintana 535, entre a Pres. Roberto M. Ortiz e Ayacucho.
Nota do blog: Imagem de 2024 / Crédito para Jaf.

Monumento a Los Caídos el 6 de Septiembre de 1930, Plazoleta Juan XXIII, Recoleta, Buenos Aires, Argentina






Monumento a Los Caídos el 6 de Septiembre de 1930, Plazoleta Juan XXIII, Recoleta, Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
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Monumento a los Caídos el 6 de Septiembre de 1930, fecha en la cual un golpe militar destituyó al entonces presidente Yrigoyen cobrando vidas jóvenes. Se trata de una escultura fúnebre en piedra colocada sobre un pedestal en forma de prisma escalonado. Esta obra del escultor Agustín Riganelli representa una madre sosteniendo el cadáver de su hijo. Composición armoniosa y equilibrada que no se limita a lo meramente plástico sino que además conmemora un suceso histórico. Texto da Wikimapia.
Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

quinta-feira, 24 de outubro de 2024

História do Subte de Buenos Aires / Metrô de Buenos Aires, Argentina - Artigo

 


Interior de un coche Metropolitan Cammell de la Línea B. En esta época era común que los usuarios aprovecharan el viaje para leer los diarios y revistas que se podían adquirir en los puestos de las estaciones. 1938. Archivo General de la Nación.


Ingreso a la estación Caballito de la Línea A, inaugurada en 1914. En 1923 fue rebautizada como Primera Junta. 1940. Archivo General de la Nación.


El trazado de la primera línea bajo tierra de la Argentina, la Línea A o Subte Anglo, que alcanzaba una velocidad máxima de 50 kilómetros por hora, se materializó el 1° de diciembre de 1913, motivo por el cual hoy se conmemora el Día del Subte.


Hombres y mujeres saliendo de una estación de la Línea C. Las escaleras mecánicas se implementaron por primera vez en la Línea B, en 1930. 1939. Archivo General de la Nación.


Usuarios de la Línea C durante el descenso en la estación Retiro. 1961. Archivo General de la Nación. 


Conductor de la línea A, a bordo de un coche La Brugeoise. Esta flota fue declarada Patrimonio Cultural de Buenos Aires en el año 2013, luego de circular durante casi cien años. 1937. Archivo General de la Nación.


Usuarios haciendo fila para comprar boletos. Se observan tipografía y señalética de la Corporación de Transportes de Buenos Aires (creada en 1936), y publicidad de la época. 1940. Archivo General de la Nación.


Con la mirada puesta en Europa, la idea del subte cobró fuerza durante las celebraciones del Centenario de Buenos Aires.


La muestra, ubicada en el hall central de la estación Facultad de Derecho de la línea H, cuenta con textos curados por Ana Bonelli y Cecilia Gallardo a los que se puede acceder mediante un código QR.


História do Subte de Buenos Aires / Metrô de Buenos Aires, Argentina - Artigo
Buenos Aires - Argentina
Artigo



Una Buenos Aires con calles congestionadas por la densa red de líneas ferroviarias y tranviarias que recorrían las estrechas calles de la ciudad a fines del Siglo XIX dio pie a incipientes planos y propuestas para construir un sistema de transporte público subterráneo, en sintonía con lo que ocurría en las principales urbes de Europa, como Londres y París. De ese empuje inicial, que convirtió el universo de antiguos espacios bajo tierra en una ágil red de comunicación y tierra”, se cumplen este viernes 110 años; un verdadero hito en la historia argentina por tratarse del primero de Hispanoamérica y del Hemisferio Sur.
“La historia del subte atravesó -al igual que la del país- por diversas etapas muy marcadas y muy diferentes. Desde el impulso pionero que lo puso en marcha hasta una situación cercana al colapso que pudo poner en riesgo sus prestaciones”, señala el ingeniero Aldo B. Roggio, expresidente de Metrovías S.A., concesionaria privada desde 1994, en el libro El subte de Buenos Aires, un viaje de noventa años, al referirse a los inicios y la evolución que tuvo el servicio.
Como pieza clave del transporte público de Buenos Aires y utilizado por millones de personas a diario, su construcción significó el primer servicio de este tipo en toda Hispanoamérica y el Hemisferio Sur, tras vencer algunos traspiés y proyectos de líneas elevadas o subterráneas que quedaron truncos. Recién en 1909, cuando se fundó la Compañía de Tranvías Anglo-Argentina, encargada de explotar casi el 80% del sistema tranviario de aquel entonces, la idea cobró fuerza y empezó a verse como una posibilidad más real.
Así reflejaba la revista Caras y Caretas, en un artículo publicado el 23 de septiembre de 1911, el clima que se vivía en la inauguración de las obras: “En una forma sencilla, se llevó a cabo una gran fiesta, la inauguración de los trabajos del primer subterráneo, que construye la empresa Anglo-Argentina. En una tribuna a tal efecto levantada en la Plaza del Congreso, hermosamente tapizada, y adornada con banderas argentinas y gallardetes se reunieron diversas personalidades (…) El ingeniero director de las obras es el señor P. Ramme, y el ingeniero jefe el señor A. Rucks, quienes han instalado sus oficinas en el local de la administración del Anglo. Entre el numeroso personal de ingenieros y otros empleados a sus órdenes, están representados diez o doce nacionalidades, habiendo allí de todo, argentinos, alemanes, ingleses, suizos, austríacos, daneses, noruegos, franceses, españoles, italianos, sirios, etc; de modo que allí se habla gran parte de las lenguas del mundo civilizado, cruzándose los idiomas pintorescamente. Suele ocurrir, por ejemplo, que uno inicia la conversación en alemán, otro le contesta en francés, y de pronto principian a hablar ambos en español, con una agilidad que los deja a ustedes tiesos”.
El “Subte Anglo” o la línea pionera:
La línea A, conocida en ese momento como “Subte Anglo” o Línea 1, fue excavada íntegramente a cielo abierto, rompiendo la calle, cavando en zanja, de cara a los habitantes de Buenos Aires, y concebida como un eje de comunicación este-oeste, desde el corazón de la ciudad emparentado con la Plaza de Mayo hasta la Plaza 11 de Septiembre (la actual Miserere). Desde allí incluso los trenes del Ferrocarril Oeste extendían la conexión hasta el oeste también.
En la Argentina del Centenario, las obras demandaron casi dos años y dos meses y se concretaron gracias al trabajo de 1.500 personas que excavaron con máquinas a vapor 440.000 m3 de tierra, destinados a rellenar las zonas bajas aledañas al cementerio de Flores y la Avenida Vélez Sarsfield. En números, el túnel de doble vía y 7 kilómetros de longitud, implicó 31 millones de ladrillos, 108.000 barricadas de 170 kg de cemento, 13.000 toneladas de tirantes de hierro y 90.000 m2 de capa aisladora, según consigna El subte de Buenos Aires, un viaje de noventa años, libro que conmemora su historia, elaborado por Metrovías.
El trazado de la primera línea bajo tierra de la Argentina, que alcanzaba una velocidad máxima de 50 kilómetros por hora, se materializó el 1° de diciembre de 1913, motivo por el cual se conmemora el Día del Subte, con formaciones de seis coches, carrozados en madera, un total de 16 estaciones y un recorrido de 6,8 kilómetros. Un año después la compañía lo prolongó hasta Caballito (hoy Primera Junta): “Fue un acontecimiento trascendente para la Buenos Aires de aquel tiempo. Nada menos que 170.000 pasajeros viajaron en subte el día posterior a la inauguración oficial”.
Tramo por tramo / la telaraña bajo tierra:
Cabe destacar que los túneles se realizaron en una dirección precisa y tramo a tramo la red fue acercando los barrios periféricos al centro para converger hacia la Casa Rosada, la Plaza de Mayo, el Puerto, y la City, y desde allí abrir sus extensiones. Con excepción de la Línea A y los inicios de la B, el resto de los servicios fueron construidos en túnel, es decir, que la excavación no interfirió la vida en las calles y el ritmo propio de la ciudad.
A fines de la década del ´30 se constituyó la Corporación de Transportes de la Ciudad y se cerró así la historia de la Anglo. El nuevo organismo absorbió los bienes de las compañías concesionarias previa indemnización a las partes.
De tracción eléctrica, la segunda línea, la B, impulsada por el grupo ferro-tranviario Lacroze Hermanos y Cía., se abrió en 1930 y se extendía desde la estación Federico Lacroze del Ferrocarril Central de Buenos Aires (actual Ferrocarril General Urquiza), surcaba por debajo de la calle Triunvirato, seguía por Corrientes hasta el centro porteño y arribaba a las inmediaciones del Paseo de Julio (actual Avenida Leandro N. Alem). Tenía un total de 17 estaciones y recorría una distancia de 11,8 kilómetros para el tráfico de pasajeros, encomiendas y carga. Durante las décadas de 1940 y 1950 se produjo una importante expansión del sistema, con la construcción de nuevas líneas y la ampliación de las ya existentes.
“El subte había cobrado vida, pero una auténtica red subterránea aún permanecía en el plano de la fantasía. Túneles y vías proyectados hacía tiempo por la Anglo habían quedado inconclusos. Para concretar aquel sueño, se otorgó a una nueva empresa de capitales españoles la construcción de las actuales Líneas C, D, y E. El país intentaba evitar así el monopolio del transporte bajo tierra. Y fue la Compañía Anónima de Proyectos y Construcciones de Madrid , que al momento de la concesión se constituyó como la Compañía Hispano Argentina de Obras Públicas y Finanzas (ChadopyF), la encargada de unir las terminales ferroviarias de Constitución y Retiro con los barrios periféricos del norte y del sur”, registra el libro de Metrovías.
En el marco de ese ambicioso plan urbanístico, en 1934 se iniciaron las obras de la Línea C, a cargo de ChadopyF. El primer tramo, entre Plaza Constitución y Diagonal Norte, fue inaugurado el 9 de noviembre de 1934, con 2,8 km de longitud. Quince meses después se inauguró el segundo tramo y la línea fue prolongada hasta Retiro, con una extensión de 4,5 km.
La construcción de esta línea marcó la incorporación a los subterráneos de elementos decorativos sobresalientes, como las mayólicas que ornamentaban la mayoría de sus estaciones y los cuadros murales con paisajes típicos de distintas regiones de España, realizados por dos artistas argentinos: el Arq. Martín S. Noel y el Ing. Manuel Escasani.
Esta línea transversal, que unía dos importantes centros de transbordo, Constitución y Retiro, cuenta en la actualidad con un total de 9 estaciones y un promedio de 200 mil pasajeros trasladados por día hábil.
Unos años más tarde, en 1937, se inauguró el primer tramo de la Línea D, que se extendía desde la estación Catedral hasta Tribunales, con 1,7 km de túnel y el empalme de unos 300 metros con la Línea C.
Tres años después, la Línea D llegó a Palermo con la inauguración del tramo Plaza Italia-Palermo, y una extensión de 6,5 km. Luego de varios años llegó hasta Ministro Carranza, que fue inaugurada en forma total, con ambas vías y cola de maniobra, en 1993. En 1997 se agregaron Olleros y José Hernández; en 1999, Juramento; y en 2000, Congreso de Tucumán. El barrio de Belgrano, una zona porteña de enorme movimiento cultural y comercial, se incorporaba así a la red de subterráneos: “El progreso de esta línea resume de algún modo los cambios en el escenario porteño en el cual zonas antes periféricas se convierten en nuevos epicentros de la actividad ciudadana”.
La ruta principal de la Línea D se centra, por debajo, en las avenidas Cabildo, Santa Fe y Córdoba, con una extensión total de 10,4 km y 16 estaciones. Transporta diariamente más de 300 mil pasajeros.
Finalmente, dentro de esta primera gran etapa del subte, se construyó la Línea E, desde la estación Bolívar hasta la General Urquiza, luego de varios avances, largas interrupciones y cambios de recorridos. Este servicio tenía un total de 15 estaciones y recorría una distancia de 9,4 kilómetros.
También se avanzó con el Premetro, inaugurado en 1987, un curioso servicio que corría sobre la superficie y se integraba a la historia de la formación de la red al unir los barrios del sur con el centro de Buenos Aires a través de la combinación con la Línea E.
A lo largo de los años, tal como puntualiza el sitio Subte.ar, especializado en este medio de transporte, su historia y sus principales incorporaciones, se construyeron otras líneas y renovaron las existentes, para “convertir al subte de Buenos Aires en uno de los sistemas de transporte subterráneo más importantes y extensos de América Latina”.
El declive del subte y dos rivales impensados:
Pese a su éxito y aceptación iniciales, el subte metropolitano atravesó una crisis en la década de 1960. La expansión del sistema se detuvo y comenzó una disminución en el número de pasajeros debido a la falta de inversión y a la competencia de otros medios de transporte, como los colectivos y los automóviles.
“El verdadero enemigo no estaba bajo la superficie de Buenos Aires, sino en sus calles. El colectivo resultó un fuerte competidor que amenazaba su dominio de los transportes urbanos”, puso de manifiesto El subte de Buenos Aires, un viaje de noventa años. Precisamente, sobre esa época, aclara también que se produjo un cambio significativo en las preferencias del público en favor del automóvil, cuya expansión en el mercado se mantuvo casi constante, estimulada por la industria estadounidense.
Durante la década de 1970 y 1980, el servicio experimentó una profunda falta de mantenimiento. La telaraña subterránea se deterioró y las estaciones se volvieron obsoletas. En paralelo, la economía argentina sufrió una fuerte recesión, que fue en detrimento del presupuesto destinado a este medio de transporte.
Sin embargo, a partir de la década de 1990, se inició un proceso de modernización y revitalización del subte, según coinciden en detallar fuentes consultadas. Se implementaron mejoras tecnológicas y de seguridad, y se comenzó a trabajar en la ampliación de la red. En 2007 se inauguró la línea H, que se extendía desde la estación Once hasta la estación Caseros, con un total de 10 estaciones y 8,7 kilómetros de longitud.
En los años siguientes, se inauguraron nuevas estaciones y se ampliaron las líneas existentes. En 2009 se encaró la extensión de la Línea E, que une la estación Bolívar hasta la estación Plaza de los Virreyes, y en 2013 se inauguró la de la Línea A, la primera de la red, desde la estación Carabobo hasta la estación San José de Flores.
Actualmente, el subte de Buenos Aires dispone de seis líneas que conectan diferentes puntos de la ciudad y transportan a millones de pasajeros todos los días. En conjunto, el servicio recorre una distancia total de más de 60 kilómetros y contabiliza 90 estaciones, respectivamente.
El futuro del subte / más tecnología y renovación de estaciones:
Más allá de algunos altibajos que registra su historia, el subte -como pieza fundamental del transporte público urbano- evoluciona en forma constante. Sin ir más lejos, la alta demanda de pasajeros trae aparejada la necesidad de mantener la flota, mejorar la accesibilidad en las estaciones y estar en permanente renovación.
En ese sentido, Subterráneos de Buenos Aires S.E. (Sbase), empresa de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que tiene a su cargo la administración de la red de subtes, su desarrollo, expansión y el control de la operación del servicio, anticipó los planes que implementará en la red próximamente: “Estamos trabajando en la renovación de estaciones de Subte y Premetro, en la compra de nuevos coches para la Línea B y terminando la obra para mejorar la circulación y accesibilidad en la Central Obelisco, donde combinan las líneas B, C y D. También continuamos con obras claves para el servicio, como la renovación de los sistemas de señalamiento y obras de potencia, que permitirán mejorar la operación”.
De cara al futuro y con la convicción de que el subte puede acompañar el crecimiento que se vive en la ciudad y en el resto del mundo con el uso de la tecnología, actualmente se llevan a cabo algunos proyectos vinculados con nuevas experiencias destinadas al pasajero que se traslada a diario.
Desde Emova, empresa concesionaria de la red desde hace dos años, comentaron que “apuntan a continuar mejorando la experiencia de viaje de los usuarios y a seguir avanzando en la incorporación de nuevas tecnologías, como la implementación de la carga de tarjeta SUBE mediante código QR y la incorporación de tablets para el personal de contacto en las estaciones que permite una atención más eficiente”.
Por otro lado, Mariana Giacumbo, gerente de Relaciones Institucionales y Medios de la empresa, hizo hincapié en que como concesionaria estarán dispuestos a “acompañar todos los procesos de modernización que impliquen una mejora del servicio”, en medio de la transición gubernamental que atraviesa el país en sus distintas administraciones, concretamente, en este caso, en la órbita de Buenos Aires.
Homenage al Subte:
A partir de 12/2023 estará disponible una muestra fotográfica “Vivir el Subte de Buenos Aires. 110 años en imágenes (1913-2023)” en el hall de la estación Facultad de Derecho en la Línea H, de acceso libre y gratuito.
La puesta en marcha de esta exposición fue elaborada por Emova y Subterráneos de Buenos Aires S.E. y consiste en una colección de imágenes inéditas del Subterráneo de Buenos Aires desde su inauguración, el 1° de diciembre de 1913, presentadas junto a fotos que retratan el servicio en la actualidad, todas ellas exhibidas a gran escala y complementadas con textos curados por Ana Bonelli y Cecilia Gallardo a los que se puede acceder mediante un código QR.
“Esta exposición fotográfica busca mostrar cómo evolucionó el Subte a través de los años. Recorre las diferentes incorporaciones que se hicieron en materia tecnológica para mejorar la experiencia de los usuarios de este medio de transporte que hoy utilizan casi un millón de personas diariamente”, afirmó a este medio Mariana Giacumbo, gerente de Relaciones Institucionales y Medios de Emova.
Además, se lanzará el primer episodio del podcast “El futuro de la historia del Subte” en la cuenta oficial de Spotify de Emova para conocer más del recorrido histórico del subte en Argentina, cómo fue su construcción, las características de cada línea, sus secretos y curiosidades.
Por la noche, una vez finalizado el servicio, se realizará el tradicional Paseo Histórico organizado junto a Subterráneos de Buenos Aires S.E. en los antiguos coches belgas La Brugeoise. Esta experiencia distintiva contará con ambientación y música de época para trasladar a los visitantes hacia 1913, en concordancia con los 110 años del primer viaje y servicio propiamente dicho. 
Texto de Valeria Vera / La Nacion.
Nota do blog: Data e autoria das imagens nas próprias (quando conhecidas).

Escultura Atlas de Recoleta, Plazoleta Juan XXIII, Buenos Aires, Argentina

 












Escultura Atlas de Recoleta, Plazoleta Juan XXIII, Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
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La idea es una metáfora. El hombre que carga el peso del mundo. El peso del mundo con sus tragedias, sus desastres, sus miserias, sus alegrías. Aunque no es hombre. Es escultura. Aunque no es mundo, es árbol. Plantado allí a fines o principios del siglo XVIII, tiempos en los que la Argentina todavía no era país.
Es el Atlas. El titán joven. Oscuro, brilloso, descalzo, apenas vestido, de porte fuerte, tieso, frío, con los brazos en alto. Tiene el color de la naturaleza. En sus manos lleva una rama del histórico gomero que sirve de techo para los comensales del café La Biela en una de las esquinas del barrio porteño de Recoleta. Fue puesto allí para ayudar a cargarlo, porque cuando la historia no puede sola el hombre se mete. Aquí se metió Joaquín Arbiza, escultor de la figura que desde octubre de 2014 reúne a argentinos y a extranjeros que hacen fila para tomarse una fotografía, allí a metros de las tumbas del cementerio. Los días de sol, de sombra, de semana, de viento y de lluvia.
Antes que él se metió su madre. Fue ella quien lo sugirió. Como tantas otras cosas. Estaban en La Biela, tomando café, cuando vio que el gomero tenía unos soportes de madera que lo ayudaban a no quebrase y dijo algo así como: "Vos deberías hacer algo con eso". Y el hijo le hizo caso a la mamá.
"Me puse a pensar en lo significativo que era el árbol, que representa un mundo de historias. Entonces me vino a la mente el Atlas. Me gusta lo clásico. Tengo muchos libros sobre las culturas griega y romana. Y después me comuniqué con la gente de la comuna", dice Arbiza, de 26 años, desde Marindia, Uruguay, donde vive. Su casa es su taller, un espacio en el que junta todos los días material para sus obras, que encuentra, que le traen. La carne del Atlas. Los músculos. Las venas.
No trabaja la arcilla ni el bronce ni el hierro virgen. La escultura es la suma de kilos de partes de automóviles de las décadas del 50 y del 60. Un rejunte de años. Una tarea puntillosa que necesitó de doce meses desde la idea al trabajo terminado, de pie. "También tiene detalles que son para mí, algo así como berrinches personales. Piezas escondidas. Por ejemplo, una matrícula de Montevideo y una llave de un Renault que dice «Made in Argentina». No están a simple vista. Pero si se mira con detalle, se ven".
Arbiza tampoco trabaja con moldes. No podría volver a hacer una escultura como esta. Así aprendió su oficio ocho años atrás, apenas terminado el colegio, cuando la pasión de su madre por los autos ya lo había conquistado, aquel verano, cuando se empecinó en armar él mismo su propio buggie, lo logró, lo encendió, lo manejó y sólo funcionó por cincuenta metros. Entonces, ya sin auto en el que pasear, se puso a montar muñecos con los restos. Y así empezó su carrera, de la que el Atlas es engranaje clave.
Hijo de Jápeto y Clímene, según ciertas versiones de la mitología. Hermano de Prometeo, de Epimeteo y de Menecio. Padre de las Hespérides, de Mera, de las Híades, de Dione y de las Pléyades. En griego antiguo "el portador", esta escultura pesa cerca de 300 kilos (como un tigre macho adulto) y carga con su mundo, con el árbol, con la rama, de casi dos toneladas. Llegó al barrio en octubre de 2014. Fue Arbiza quien lo trasladó. Primero en su camioneta, después en barco.
El gomero:
Su nombre científico es Ficus elástica, pero también le dicen gomero o árbol de caucho. Vino de la India y allí parado fue testigo de los días de la Revolución de Mayo, de los cabildos, de las pestes, de la incipiente democracia, de las muertes de los próceres, de festejos, de la dictadura, de la guerra de Malvinas.
Su llegada al suelo del barrio no es cierta. Están aquellos que dicen que fue plantado por el agrónomo Martín Altolaguirre y los otros que aseguran que era parte del parque de una quinta. "Hay una nebulosa alrededor del árbol. La historia oficial dice que pertenece a la quinta de Altolaguirre, quien experimentaba con cultivos y traía cosas que acá no había, como el lino Él lo habría plantado en 1806. Pero en las imágenes de la época no se ve nunca. Es raro. La otra versión es que era parte de la quinta de la «Virreina Vieja», Rafaela de Vera y Pintado, viuda de Joaquín del Pino, virrey del Río de la Plata entre 1801 y 1804", cuenta Diego Zigiotto, periodista y autor del libro 365 días en Buenos Aires.
Además Ziggioto explica que por aquella época la zona nada tenía que ver con la actual: era sede de malandras, delincuentes. Un suburbio, el arrabal. El espacio ideal para enterrar los muertos porque estaba lejos del centro, como a dos horas en carreta por caminos de tierra y escombros. "Ahí estaba la barranca del río, lo que ahora es la avenida del Libertador. Allí bajaban las mujeres para lavar la ropa. Era el lugar de las quintas de cultivo, un espacio alejado. Comenzó a cambiar su perfil recién por 1870", agrega.
Hoy esas cuadras son lujo y el árbol, atracción. Alto pero no mucho, amplio, terso, ilustre y viejo, el más viejo de la ciudad si la historia es cierta y que crece como la telaraña en el aire, que avanza como pulpo de tentáculos vitales en el agua. Flora y fauna. El gomero tiene una base de casi diez metros, una copa de casi cuarenta y unas ramas de más de treinta. Y sigue. Por eso Arbiza vuelve. Porque crece.
"Hace un mes fui a visitar el Atlas y vi que debía retocarlo. Así que me fui a una ferretería, compré lo que precisaba y lo arreglé. Está muy cuidado. Desde que lo instalamos la rama que carga creció; de hecho creo que en un año va a estar más incorporado, como abrazándolo", dice el escultor. Texto de Dolores Caviglia / La Nación.
Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

Gomero de la Recoleta, Plazoleta Juan XXIII, Buenos Aires, Argentina

 









Gomero de la Recoleta, Plazoleta Juan XXIII, Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
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Para los buceadores de la historia, es uno más de los tantos inmigrantes que llegaron a estas tierras a echar raíces y quedarse para siempre. Y en este caso, el hecho es literal, porque se trata de un árbol. Unos dicen que llegó desde la India y afirman que, a fines del siglo XVIII, lo trajo un fray llamado Francisco de Altolaguirre, quien se lo entregó a su hermano Martín José de Altolaguirre, para que lo plantara en las tierras de la chacra que tenía en la zona de Recoleta. Otros atribuyen la plantación a los propios padres recoletos que ya estaban allí y que dieron nombre al barrio. Como quiera que sea, para muchos es el árbol más antiguo de Buenos Aires y todavía sigue en pie.
El árbol está donde termina la avenida Presidente Quintana y es vecino destacado de la Basílica del Pilar y de la entrada al famoso cementerio. Por supuesto, no pasa desapercibido: su base está cercana a los diez metros de diámetro, su copa ronda los cuarenta metros de altura y algunas de sus ramas superan los treinta metros, lo que obligó a colocar puntales de hierro para sostenerlas. Pertenece a la especie conocida como ficus elástica, un tipo de árbol que se caracteriza por desarrollar raíces aéreas y fuertes que le permitan un buen anclaje al piso. Esa es la clave para después poder expandir esas ramas horizontales que, en este ejemplar y en algunos tramos, tienen más de un metro de diámetro.
Quienes abonan la teoría de que lo plantó Altolaguirre se basan en que, hacia 1790, el hombre era dueño de una gran chacra que estaba sobre las barrancas del río. Como era agrónomo, allí existían olivos, árboles frutales y plantaciones de cáñamo y lino. Justamente, este último cultivo fue el que le permitió realizar los primeros ensayos textiles, en lo que sería una especie de estación agropecuaria experimental en la Ciudad. Cuentan que Altolaguirre era muy amigo del entonces joven abogado Manuel Belgrano, quien apoyó su proyecto desde su cargo de primer secretario del Consulado de Comercio de Buenos Aires. Es que una de las tareas de ese cargo contemplaba que el secretario promoviera la agricultura, la industria y el comercio.
Lo concreto es que ese “gran árbol del caucho” (como lo llamaron algunos), aunque popularmente lo denominan gomero, formó parte de aquel paisaje bucólico y del actual, ahora que pasaron más de dos siglos. Y no sólo eso: los conocedores sostienen que todos los otros árboles de esta especie que hay en los alrededores, son retoños de ese gigante que hasta resistió un intento de derribarlo, cuando se hicieron obras en el lugar. La fuerte defensa que plantearon los vecinos, inclusive en tiempos de dictadura cuando protestar era peligroso, evitó tal desatino. Aquel rescate promovido por la gente es el que, en la actualidad, permite que muchos de esos vecinos puedan sentarse a su sombra para disfrutar un café de La Biela, el famoso local que también lleva años en esa elegante y turística esquina porteña.
Claro que otros afirman que no siempre estuvo allí. Son los que creen que este mismo ejemplar primero estaba en los terrenos que luego ocuparía el cementerio y que, cuando se pensó en usarlos, fue el mismo Altolaguirre quien hizo el traslado hacia la actual ubicación. Y agregan: lo de ubicar retoños de ese árbol en otro terrenos de la zona fue una iniciativa que motorizó don Torcuato de Alvear, durante su intendencia, desarrollada entre 1883 y 1887. La idea de Alvear era aportarle a la Ciudad algunos sectores verdes y esas barrancas fueron parte. Ese “Parque de la Recoleta” abarcó parte de los terrenos donde había estado el Matadero del Norte, el lugar en que se faenaba el ganado que los arrieros traían hacia Buenos Aires desde ese punto cardinal. Por esta actividad, dicen que en aquella zona se concentraban prostíbulos, lugares de juego y baile para atenderlos en sus momentos de ocio. Eran los tiempos en los que esa área se la conocía como “el barrio recio”. Pero esa es otra historia. Texto de Eduardo Parise / Clarín.
Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

Escola Primária Ángel Gallardo, Recoleta, Buenos Aires, Argentina



 

Escola Primária Ángel Gallardo, Recoleta, Buenos Aires, Argentina
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Escola pública primária comum N. 21.
Localizada na calle Ayacucho 1849.
Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

Paseo Chabuca Granda, Recoleta, Buenos Aires, Argentina










Paseo Chabuca Granda, Recoleta, Buenos Aires, Argentina
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Muito frequentado pelos argentinos e turistas, tem em seu entorno o Cemitério da Recoleta, praças, a Basílica Nuestra Señora del Pilar, o Centro Cultural Recoleta, a Feira da Recoleta, etc.
Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

Monumento Dr. António Agostinho Neto, Plazoleta Juan XXIII, Buenos Aires, Argentina

 





Monumento Dr. António Agostinho Neto, Plazoleta Juan XXIII, Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
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Donado por la República de Angola, el busto rinde homenaje al Dr. António Agostinho Neto, héroe de la independencia angolana y primer presidente de la república. 
Las relaciones bilaterales entre Argentina y Angola se establecieron el 02 de septiembre de 1977 cuando nuestro país reconoce oficialmente (por Decreto Nº 2611) a la República Popular de Angola. 
Desde ese entonces, se celebraron convenios comerciales y de cooperación en materia económica, agropecuaria, científica y cultural. Es importante tener en cuenta que la presencia angoleña en Argentina data del tiempo colonial, donde los esclavos llegados a Argentina desde África, que ingresaban por Brasil (entonces colonia portuguesa al igual que Angola), eran angolanos en gran número. Cabe mencionar que en los libros de cuentas de varias de las estancias jesuíticas asentadas en nuestro país se registra gran número de esclavos de origen angoleño. Entre 1780 y 1812, año en que se interrumpió el tráfico de esclavos, llegaron más de 100.000 a la región del Río de la Plata, el 22 por ciento de los cuales llegó directamente de África, provenientes del Congo y Angola. Los esclavos africanos tuvieron una participación importante en la Guerra de la Independencia Argentina, constituyendo el grueso de la infantería, con la promesa de libertad una vez finalizada la contienda. Más tarde, los ya liberados se reunieron en "naciones" que agrupaban a las personas que habían sido capturadas en la misma región. En Buenos Aires, la mayoría eran del Congo y Angola y se reunían en espacios llamados "contenedores" o "tangos", donde se realizaban bailes. El tango, música emblemática de nuestro país, declarado patrimonio inmaterial de la humanidad de la UNESCO, tiene sus orígenes en la música negra. El director de cine angoleño Dom Pedro, autor del documental "Tango negro, las raíces africanas del tango" que realizó con el apoyo de la UNESCO, comentó sobre la percepción que se tiene del origen negro del tango: "En general, nadie o muy poca gente sabían de la africanidad del tango. Así que todo lo que tenemos que pensar es que hubo y siempre ha habido elementos culturales de Africa en la fundación de esta música y su danza. [ .. .] ¡Hay muchos africanos que están descubriendo la existencia de las raíces africanas en el tango argentino! Y, al mismo tiempo, el mundo aprenderá sobre la existencia de los africanos negros argentinos." Por otra parte, entre los descendientes angoleños destacables, se debe mencionar a Juan José Cabral, héroe de nuestra independencia. Hoy en día, los angolanos residentes en Argentina son en su mayoría estudiantes. Además, los afroargentinos constituyen el 2% de nuestro país, la mayor parte de ellos poseen ascendencia parcial de Angola. 
Es menester destacar que la figura del Dr. António Agostinho Neto es reconocida mundialmente por su lucha por la independencia de Angola y el resto de las colonias africanas. Su labor política, al igual que su producción poético-literaria, es materia de estudios e investigaciones por parte de las más prestigiosas instituciones educativas internacionales. Además, siendo preso político de la policía portuguesa y como tal con derecho a solicitar su radicación en cualquier parte del mundo, el Dr. António Agostinho Neto pidió su residencia fija en Buenos Aires, la que no llegó a concretarse al conseguir Angola su independencia. 
El monumento, además de rendir homenaje a un importante personaje de la historia de Angola, también busca reconocer la historia de la migración angoleña en Argentina, así como fortalecer las relaciones bilaterales entre ambas naciones. Trecho de texto da Legislatura Ciudad Autónoma de Buenos Aires adaptado para o blog.
Nota do blog: Imagens de 2024 / Crédito para Jaf.

La Panera Rosa, Recoleta, Buenos Aires, Argentina


 

La Panera Rosa, Recoleta, Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
Fotografia

Trata-se de um belo restaurante com decoração na cor rosa.
Localizado na avenida Presidente Manuel Quintana, 595.
Nota do blog: Imagem de 2024 / Crédito para Jaf.

Igreja Nuestra Señora del Pilar / Atual Basílica Nuestra Señora del Pilar, Recoleta, Buenos Aires, Argentina


 

Igreja Nuestra Señora del Pilar / Atual Basílica Nuestra Señora del Pilar, Recoleta, Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires - Argentina
Fotografia

Nota do blog: Data 1864 / Crédito para Esteban Gonnet.